miércoles, 23 de noviembre de 2011

BARONÍAS: elogio de la herencia romana

Superar la crisis. Capítulo 1331

Reminiscencia medieval. Sobrevive en el PP, y en Galicia con fuerza singular, un mapa de valedores locales con el mérito cuatrianual de recaudadores de votos que gozan de una gran independencia en materia de recursos dinerarios. La supervivencia de las Diputaciones responde más a ese papel clientelar que a la supuesta función redistribuidora de la riqueza. Antes bien, de sobrevivir esta duplicidad administrativa lo que repartirán los entes provinciales será la pobreza por la vía del incremento del déficit que no cesa.
Cacharro, Baltar, Fabra... una larga lista de presidentes de las Diputaciones encausados por indicios claros de haber participado en negocios sucios, cohechos, tráficos de influencias, malversación de fondos, prevaricación... y que han recibido el reconocimiento de sus Partidos Políticos, en algunos casos con designaciones en otros puestos a modo de retiros dorados bien remunerados.
El problema de España no es el Estado de las Autonomías, la España en chico frente a la España en grande como denomina al Federalismo en vías el ecuménico Sr. Bono, que tiene de socialista lo que Paco Vázquez. El problema estriba en que no se le hayan transferido a las CC.AA. todas las competencias –excepto la defensa de la patria-, incluidas las de las Diputaciones y las funciones recaudatorias.
En España queda por acabar de superar el modelo centralista para alcanzar en efecto el status de República Federal, de Estado plurinacional con mayor peso de las Administraciones locales y de la Comarcalización como empresa aunadora de intereses económicos, bases de sustentación y bienes exportables comunes. Pero todo ello a partir de una Administración Autonómica Única, suficiente para interlocutar con el ciudadano, ágil, eficaz y simplificada en los trámites.
A ver si así evitamos los silencios administrativos que lejos de suponer políticas activas en la creación de empleo fuerzan a los emprendedores a invertir en Portugal, Hispanoamérica... El último capítulo: una pequeña empresa que está cultivando con patente propia percebes en parques marinos lusitanos después de aguardar dos años una respuesta de la Xunta.
Ese abordaje de una Administración Única, simplificada, de los capítulos pendientes en el largo camino hacia la superación de la crisis.

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REMONTAR LO UMBILICAL

SUPERAR LA CRISIS
(Cap. 1330)


Rajoy ya tenía que estar en Bruselas. El paquete de medidas para poner en marcha la economía y generar confianza en los inversores y en los que compran nuestra deuda no se puede hacer esperar. Está bien que hasta el presente no se haya reunido con Merkel, con el presidente del Parlamento y con el director del Banco Central Europeo por lealtad institucional con el Gobierno. Pero ahora que ya es el presidente de facto es preciso que el relevo en las funciones sea efectivo desde ya, ceremonias protocolarias aparte, porque la sangría no concede tregua.
La importancia de mantener el Estado de bienestar que tanto trabajo costó alcanzar es de tal tamaño que la llamada a la ilusión por ser todos generosos tanto en el esfuerzo como en la imaginación no es gratuita.
Algunas voces hablan de la bondad de una guerra en circunstancias de gran índice de desempleo y déficit económico del Estado. Argumentan a favor con estos elementos: bajas, destrucción que implica reconstrucción, reordenamiento del poder, concentración de los medios, redimensionamiento de las necesidades básicas. Es el vértigo que empiezan a sentir elites sin escrúpulos, con visión cortoplazista, que parece ignorar que por medio están vidas y además los millones de matices que en torno a cada una de ellas ha ido tejiendo el esfuerzo ilusionado de varias generaciones tras el horror de la primera mitad del siglo XX.
Disponemos de un desarrollo tecnológico suficiente ya para vivir bien los siete mil millones de habitantes. Si no es así, se debe a factores políticos: debilidad de los Gobiernos, subordinación de la política a los grandes monopolios, especulación, desregulación, vacío legislativo, reparto irregular de la riqueza, todo ello entrelazado.
La dimensión política del PP, y en mayor medida aún de Rajoy, ha pecado siempre de endogámica y localista, como si España pudiera mantener su status desde la condición de aislamiento en un mundo tan globalizado y con la deuda en manos de chinos y rusos. Esta España ya no es la que Franco le argumentó a Hitler en Hendaya, cuando las tardes se eternizaban en el oscurantismo de la regresión medievalista y nuestro único valor añadido eran los melones de Tomelloso y las alpargatas de esparto.
Lo entendieron bien González y Zapatero. No así Aznar, que les llamaba pedigüeños por defender intereses en el mapa internacional. Un Aznar que sólo salió del armario para conjurar sus complejos de oscuro opositor bajito de provincias y sacarse la foto con el todopoderoso vaquero cuyo mismo acento asumió para dirigirse a los estadounidenses en lo que sería su bautizo en el marchamo de ganar dinero a espuertas fichado a distancia por multinacionales tocadas por el dedo de un Bush que correspondía a los favores del que nos metió en la guerra.
Pero ahora toca que Rajoy se desarrope del cotidiano “Como Dios manda” para poner a prueba los conocimientos adquiridos durante años de clases particulares de inglés y salte al ruedo donde se cuece gran parte de nuestro futuro: la presión en Europa para participar en el fortalecimiento de un marco legislativo y competencial que nos haga más fuertes frente a los especuladores que vienen de más al Oeste.
Europa necesita de agencias de valoración propias y de una normativa en los parquets que no ofrezca ni ventajas ni oportunidades al plazo corto y a los francotiradores. Porque en casa y relativo a los esfuerzos de los trabajadores poco hay más donde rascar, si no se quiere dejar sin poder adquisitivo a toda la clase trabajadora.
Es la hora de buscar ingresos en los impuestos a las rentas más elevadas y, sobre todo, a las fortunas. Y ahí sí que toca aplicar porcentajes sustanciales, pero en sintonía con todo un contexto europeo donde hay que luchar para equiparar las legislaciones en materia impositiva de todos los miembros y acabar con los paraísos fiscales.
Rajoy ya tenía que estar en Bruselas, y en Berlín, y en París... y con el su ministro/a de Economía. Otros discursos se quedan pequeños y anticuados.

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SUPERAR LA CRISIS, capítulo 1329.

(capítulo 1329)

Vertebrar el espacio es posible y conveniente en época de crisis en Galicia. Hay un vasto territorio de aldeas abandonadas y casas habitables con haciendas cultivables esperando a tomar el testigo de situaciones de desahucio y nulas expectativas de empleo en las aglomeraciones urbanas y villas satélite. De hecho algo se está moviendo si reparamos en que en lo que eran residencias de reposo se están sustituyendo los geranios y las siemprevivas por repollos, tomateras y zanahorias.
A Zapatero se le considera el responsable del hundimiento de la nave del Estado y ¡qué fácil resulta trasladar la autoría de todos los males que nos acechan a un agente exógeno! Pero ¿cuánto no habrá de culpa en el común de las gentes que, durante estas décadas postfranquistas han sido o hemos sido cautivadas por el hedonismo a ultranza y la preponderancia absoluta de los derechos eclipsando cualquier deber?. La publicidad ha trabajado este valor: “vd. tiene derecho a la línea ADSL en su casa”, “vd. tiene derecho a unas vacaciones en el “Spa Costa Parda”.
Mientras en España cultivábamos la idea de pertenecer a la vanguardia del mundo las economías emergentes, cimentadas sobre una clase de trabajadores obnubilada por el derecho nuevo a acceder a la propiedad privada –una radio, una nevera, un pedazo de tierra que cultivar-, crecía a ritmos de vértigo y exportaba productos a precios sin competencia. A Alemania o Austria poco le podía importar eso; al contrario, cuanto más trabajen los chinos más cobran los países punteros en la gestión de patentes. Pero desde la piel de Toro sólo hemos mercantilizado los productos agrícolas y los servicios turísticos. Nuestras patentes estrella siguen siendo el botijo y la alpargata, porque los científicos trabajan en EE.UU., U.K. y Centroeuropa.
En este contexto y una vez que las viviendas empezaron a valer menos que la prenda hipotecaria, mantener las prestaciones sociales como ha hecho el Gobierno del Partido Socialista tiene un enorme valor y denuncia una forma de entender la política como el arte de redistribuir la riqueza. Sólo le ha faltado, como a Italia, Francia o los mismos USA, la aplicación valiente de una medida arriesgada: fuerte imposición o gravamen sobre las fortunas. Y si nadie quiere ponerle el cascabel al gato es por el miedo de deslocalización de los ricos. Pero ahora tocaba sí o sí si los socialistas hubieran mantenido el poder –esto está escrito antes de que acabe el escrutinio-. Con el nuevo panorama, la derecha optará siempre por los recortes en prestaciones sociales a las clases media y baja antes que por los impuestos a los ricos. De este modo remontar la crisis será una cuestión de muy largo plazo, pues el poder adquisitivo de la mayoría de la sociedad estará aún más acogotado por la reducción de los salarios y por la necesidad de atender, después de pagar los impuestos, la asistencia a según que prestaciones sociales a cargo de su ya maltrecho bolsillo.
La cultura de este país que es España está muy lejos de contemplar el reparto del trabajo entre más personas a base de reducir jornadas y salarios, tal cual ha sucedido en Alemania, que con la crisis consiguió mediante la implementación de medidas en esa orientación reducir el paro del 8.5% al 6,5%. Además los programas de educación social y para la salud individual y colectiva de los nibelungos contemplan orientación por especialistas para comer mejor con menos gasto y mayor sostenibilidad, un buen manejo de las prescripciones medicamentosas e incentivos frente a gravámenes respecto del consumo de alcohol y tabaco.
Los políticos tienen que proponer ideas distintas a las del siglo XIX, que ya no valen en este entorno tan cambiante. Es un lujo pagar los sueldos de diputados y senadores que en toda una legislatura no han propuesto ni una sola idea para mejorar nuestras reglas de juego. Es muy pobre hablar de dinamitar la ley de la dependencia mientras se construyen aeropuertos sin uso, se premia a los autores con puestos de a ochenta mil euros al año por no hacer nada, se mantienen unidades administrativas municipales, con todo su aparato funcionarial, para poblaciones atomizadas, se persiste en la coexistencia de tropecientos campus universitarios infradotados y dispersos en lugar de concentrar medios en cada autonomía y disponer de una residencia universitaria que democratice el acceso a los estudios superiores. ¿Qué sentido tiene duplicar funciones administrativas? De cada cien euros las Diputaciones Provinciales destinan sesenta y ocho a costes administrativos. Estos entes tenían sentido como órganos de compensación intermunicipal antes de la existencia de los Gobiernos Autonómicos y la Federación de Municipios, además de entes comarcales que velan por el desarrollo en equilibrio espacial y por razones de interés productivo. Para que están las Juntas, los Gobiernos Autonómicos si no para redistribuir la riqueza proveniente de los impuestos y arbritrar todo tipo de dotaciones.
Lo mismo se puede decir del Senado. La Cámara Baja puede y debe ser autosuficiente para promover el debate y la legislación subsiguiente que ha de motorizar el progreso. Las rémoras del pasado sólo son eso, pretextos para colocar bien a iguales en un ejercicio de enriquecimiento endogámico que en este contexto sólo consigue empobrecer a la sociedad.

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viernes, 18 de noviembre de 2011

SUPERAR LA CRISIS

Capítulo 1328

En estos días se debate sobre la conveniencia de que sean políticos los que gobiernen o, por el contrario, tecnócratas sin presunta rémora ideológica. Y yo afirmo que en todo caso lo que resulta primordial es que se trate de emprendedores: personas formadas en la gestión de recursos humanos y materiales y hechas a si mismas en la toma de decisiones que contemplan situaciones de riesgo. Los “pecados” de la gestión directiva de todos los Presidentes de Gobierno y staffs directivos ministeriales se resumen en uno: su pasado como registradores de la propiedad, notarios, inspectores de trabajo... personas brillantes en la acumulación de conocimientos que les llevaban a aprobar las oposiciones en puestos de privilegio pero con experiencia nula como empresarios. Cualquier firma comercial resistiría durante poco tiempo su presencia al mando con planes operativos fundamentados en deseos y en juramentos de hacer las cosas como Dios manda, sin entrar en mayores profundidades. Los que después de dejar el poder han recalado en empresas privadas lo han hecho a cambio de favores y de posicionamientos alineados, pero todos se limitan a cobrar porque en su mayoría su implicación en la gestión empresarial sería un cáncer.
Por tanto España y Europa necesitan de gestores para superar una crisis económica provocada por una crisis de modelo y detonada por la alimentación especuladora de las Grandes Agencias de valoración que trabajan con sus dictámenes para sus grandes clientes –el dinero no para nunca- y también para favorecer la economía de unos Estados Unidos de América que viven por encima de sus posibilidades como ninguna otra nación sabiendo que la Reserva Federal tiene una máquina de fabricar billetes lista para los momentos difíciles sin necesidad de respaldo de oro. Unas agencias que calificaban la solvencia de Lehman Brothers con AAA el día anterior a la explosión de la crisis y que, sin embargo, ponen en solfa la capacidad de pago de España que tiene una deuda pública casi tres veces menor que la estadounidense.
Dado que ni los EE.UU., ni sus primos en Europa, ni las economías emergentes tienen interés por caminar a un escenario mundial con la misma moneda y las mismas reglas de juego, llegó la hora de darle al fabriquen de billetes en Bruselas e inyectar desde el Banco Central las economías amenazadas por el tiburones comprando bonos con intereses superreducidos. Al mismo tiempo, legislar para que la Bolsa no sea una cueva de ladrones, prohibiendo indefinidamente invertir apostando a que un valor va a bajar su cotización para frenar las operaciones a corto que buscan ganancias con el hundimiento de un valor.
La huella de la joven democracia USA es alargada. Obama da tirones de orejas a Europa para que ataje sus problemas con la deuda. No quiere que Wall Street se vea salpicada. Pero no es el más autorizado moralmente para exportar modelos. A pesar de su máquina de hacer dinero allí hay cuarenta millones de ciudadanos bajo el umbral de la pobreza y dependiendo de la caridad para comer y para que un médico les atienda. A lo largo de la historia vaqueros dirigentes con sus caballos revivieron escenas del viejo Oeste pistolerista alimentando golpes de Estado en medio mundo para instalar a gobiernos amigos, declararon guerras para tomar por la fuerza recursos gasísticos y petroleros, imprimieron billetes para subvencionar a sus productores al tiempo que arancelaban a Hispanoamérica para obligarla a malvender o morir... y se coaligaron con Londres para nutrir a una oligarquía que quiere vivir sin trabajar. Entre los senadores estadounidenses no hubo uno solo que se dignara a defender la causa de la minoría negra que fue borrada del censo de electores de Florida para que ganara Bush. Sólo un hijo de los quinientos y pico senadores se alistó en un ejército formado por jóvenes de familias desesperadas por el paro prolongado. En ese contexto de crisis aguda para tantos americanos un ciento de ricos archimillonarios piden que se les cobren más impuestos, con la negativa de los republicanos de por medio.
Bien, eso es lo que precisa también Europa: impuestos sobre las grandes fortunas, que pagan menos a través de ese invento de las SICAV que un asalariado medio. Y acabar con los blindajes en grandes empresas y bancos, sostenidos aun cuando hayan tenido que ser ayudadas con el dinero de los contribuyentes para salvar los puestos de trabajo después de una gestión nefasta y en connivencia con la falta de labor inspectiva o el silencio de los órganos reguladores y del Banco de España.

(Continuará en el capítulo 1329)


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