lunes, 28 de febrero de 2011

EL SILENCIO DE LOS INTELECTUALES

Tardaron pero, al fin, los intelectuales italianos opinan sobre el daño que Berlusconi está haciendo a la sociedad italiana y a la imagen que el país proyecta al exterior.
Ha sido Humberto Eco quien ha roto el hielo al afirmar que Mubarak y el Cavallieri tienen algo más en común que una sobrina, y ello es: la incapacidad para dimitir a tiempo.
¿Qué grado de credibilidad y de prestigio puede tener un país gobernado por un corruptor de menores? Y lo peor de todo es que el modelo de hombre que representa Berlusconi tiene millones de seguidores en esta Italia de dos caras. Para una parte importante de la sociedad, todavía anclada en códigos medievalistas, el primer ministro representa al macho todopoderoso, y sus andanzas son seguidas incluso con agrado y jocosidad. Lo ilustra bien una serie de entrevistas de la RAI en las que padres y madres de chicas adolescentes afirmaban que sería muy bueno para sus hijas que fuesen seleccionadas para pernoctar en el Palacio de don Silvio y que para ellos mismos, como progenitores, sería un honor.
Italia, ¿quién te ha visto y quién te ve?. Saliste de la II Guerra Mundial famélica y extenuada. Mamá Roma -representada magistralmente por Anna Magnani- hacía la calle para sacar adelante a sus hijos y aquel comercio de la carne era, como el de los barrios chinos, una necesidad. Italia caminó con paso firme en la conquista y defensa de los derechos de la mujer en los ámbitos laboral, académico y doméstico para situarse en la vanguardia de países con mayores niveles de igualdad jurídica entre hombres y mujeres. Hoy, sin embargo, esa lucha se ha reabierto e Italia ha pasado a situarse en el puesto 78 entre 130 países objeto de estudio del Observatorio Internacional de la Igualdad de Derechos. En Europa, sólo en Malta, Chipre y Hungría la situación de la mujer respecto de la del hombre es tan o más injusta.
Ante esta realidad resulta tragicómico que se mantenga en el Gobierno un sujeto que promueve con sus actuaciones la prostitución de menores y que ningunea al Gobierno de España, aún en condición de huésped, por sus políticas de igualdad de oportunidades. Lo peor de todo es que una parte de Italia le ría las gracias de machote. Y es que queda mucho prejuicio cultural por desenraizar.

domingo, 27 de febrero de 2011

Diferencias generacionales

A lo largo de la Historia siempre ha existido una brecha intergeneracional alimentada por diferencias de circunstancias, educación, adaptación a las innovaciones y, a veces, entorno. Esta distancia se ha limado en el presente entre los urbanitas de clase media fruto de una situación en la que padres e hijos viven, consumen y piensan bajo el mismo rodillo mediático, comparten gustos televisivos y, en no pocas ocasiones, musicales, cinematográficos, deportivos y de alojamiento y utilización de la “comunicación” virtual.
Los que nacimos en la década de los cincuenta vivimos una brecha de mayores dimensiones, por mucho que los jóvenes de hoy “presuman” de ser tan diferentes de sus padres. Nuestros padres iban al cine del barrio a ver “Teodoro, métele mano al tesoro” o “No desearás al vecino del quinto”; nuestros hermanos mayores pasaban a Francia a ver “El último tango en París” y nosotros íbamos al Goya, entonces un cine de arte y ensayo, a ver “Le valle” donde una señora se deprimía durante todo el metraje por tener la lavadora estropeada, “Annie Hall”, “Gritos y susurros”, “El imperio de los sentidos”...
Bajo el rodillo franquista muchos no fueron capaces de filtrar la denuncia subyacente en “Bienvenido Mister Marshall” o “La escopeta nacional”. Los propios censores estaban más preocupados por el antebrazo de Rita Hayworth o la relación de Ava Gardner y Clark Gable cuya carga erótica pretendieron amortiguar convirtiéndolos en hermanos. De aquella reinmersión en códigos medievalistas que propició el Régimen se salió con el acceso a corrientes de opinión y visiones más abiertas a través del contacto con la cultura de los europeos que venían a veranear, o en sus propios territorios, donde encontraron trabajo y hogar cientos de miles de españoles. El cine, la literatura y un mayor acceso a estudios universitarios ayudaron a acentuar aquella brecha generacional a niveles quizás no alcanzados hasta entonces.
A partir de los ochenta y sobre todo de los noventa esa brecha entre padres e hijos ha tendido a difuminarse por la presencia arrolladora de potentes propuestas mediáticas que alcanzan a todos por igual y por el retraso en la incorporación al mundo laboral y a una esfera de independencia de los jóvenes.
El desencanto acerca de los políticos y la Política, la sensación de que los actos individuales y la actitud crítica son inútiles en la promoción del cambio, la instalación en una condición clientelar respecto del Estado en la misma proporción que el desinflado de la iniciativa privada son factores todos ellos que acaban por reducir a cuestiones de la periferia del pensamiento la brecha entre los que van a votar por primera o segunda vez y los que lo llevan haciendo veinte o treinta años. Sospecho que, en ambos casos, el fantasma del voto desinformado o del no ejercicio del derecho se agranda por momentos.

jueves, 17 de febrero de 2011

EN MATERIA DE SEXO

En materia de sexo muchos hombres se obsesionan con el tamaño. Y sí, importa. Pero lo que de verdad cuenta más es el músculo neuronal. El cerebro ordena y manda, y lo hace con mayor o menor complejidad y potencia dependiendo del individuo y de sus circunstancias. Y es aquí, aun guardándome de generalizaciones, donde hombre y mujer desarrollan comportamientos bien dispares.
En el sexo masculino la vista eclipsa a los otros sentidos y a menudo también el juicio crítico. Las féminas, en cambio, aunque también se sientan atraídas en primera instancia por unas buenas proporciones, son proclives a rascar antes para ver después lo que hay dentro del envase. Y no digo yo que el sexo por el sexo no esté bien en muchas situaciones en las que pasar un rato de goce es lo más trascendente. Pero en el juego de la seducción que lleva a deleites sutiles y duraderos las mujeres se toman su tiempo para extraer la mayor información posible del hombre. Manejan los secretos de la información verbal y, sobre todo, de la gestual, de las expresiones del rostro pero también de las manos, en donde aprecian el grado de inteligencia, de pasión, de egoísmo o de entrega. Aprecian el sentido del humor, la filosofía de la vida, la coherencia, el grado de madurez, la capacidad para vivir los tiempos: el del clímax pero también las prórrogas, los descuentos, el día después... aprecian la atención a los detalles, la visión periférica, la delicadeza bien administrada, sin caer en el empalago.
Esta riqueza de matices en el desempeño sexual de las mujeres se corresponde con una geografía erógena que no descarta parte alguna de la anatomía, mientras que el macho, sobre todo el heterosexual, obsesionado con la penetración, se auto-limita a la estimulación de las zonas pélvicas: el hombre, lineal, directo, focalizado y con menos atracción hacia los preliminares. La mujer, tanteadora, hábil en el juego de ritmos y distancias, exigente en los detalles, con todos los sentidos aguzados... sin querer caer en generalizaciones, suprema en el juego erótico.
Dejo para otro artículo la convicción de que los homosexuales aportan también ese plus de naturaleza inquieta en este campo donde muchos heterosexuales han atrofiado sus aptitudes y, sobre todo, actitudes, por razones educativas y culturales.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Nuestro sistema de salud

Ante todo he de expresar mi admiración hacia el estamento sanitario -médicos, enfermeras, ats, personal de mantenimiento y limpieza, administrativo- tanto del CHUAC como del Hospital de Oza. Siempre he defendido la calidad de nuestro sistema de salud, y ahora que acompaño a familiares, internados, que necesitan del servicio, me ratifico en esa opinión. No se trata sólo de que sepan realizar su trabajo y de que tengan interés en crecer día a día sino también de su relación con el paciente, entregada aun, o quizás por eso mismo, en las situaciones más extremas.

Otra cosa es que por cuestiones de presupuesto insuficiente convivamos con la realidad sangrante de enfermos graves en listas de espera, con los servicios de urgencias superados, personal cubriendo horarios prolongados incompatibles con el mantenimiento de la salud y con la necesidad de seguir estudiando cada día, la asistencia primaria saturada, etc., etc., etc.

Con todo, y aun aceptando que la Administración de los recursos sanitarios es perfectible, los españoles tenemos en la Seguridad Social uno de nuestros mayores tesoros. Es, junto con el acceso a la educación, al trabajo y a una vivienda digna, nuestro mayor capital y a la hora de recortar prestaciones debería quedar al margen. Lo dice alguien que, por fortuna, prácticamente no ha hecho uso de él.

En otro orden de cosas, me ha llamado poderosamente la atención que en un Hospital Público de A Coruña se difunda por megafonía a todas las habitaciones y estancias noticia de los servicios religiosos programados para celebrar en una capilla. Bien, seguro que se trata de un servicio muy valorado por los creyentes en Cristo. Y en situaciones de compromiso de la supervivencia el ser humano se abraza a todo cuanto le proporcione confort, esperanza, fuerzas para luchar o, llegado el caso, resignación. Sólo me pregunté si personas de otras confesiones habrían solicitado en algún momento un lugar donde orar en convivencia con el ya existente.

martes, 15 de febrero de 2011

ABUSO DE POSICIÓN DOMINANTE

Cualquier ser humano se puede encontrar, en un momento de su vida, superado por una situación cargada de estresadores, de experiencias traumáticas sufridas por él, por familia cercana, por su entorno: enfermedad grave, accidentes, dependencia, desempleo... El miedo a perder el empleo es uno de los factores que desequilibran incluso a los bien instalados y así lo recogen las últimas encuestas del CIS. Si la pérdida se materializa y concurren otras circunstancias negativas el caldo de cultivo de patologías diversas está servido.
Quedan muchos gastos suntuarios y mucha duplicación administrativa que depurar antes de condenar al hambre a varios millones de ciudadanos. El discurso de la clase política se torna grotesco cuando, al tiempo que mantiene sus privilegios, esgrime razones macroeconómicas para tratar a los administrados fríamente como números.
La lista de tareas pendientes dentro de un Plan Operativo creíble para converger con la Europa de la primera velocidad es interminable:
-Supresión del Senado y las Diputaciones
-Agregación de Ayuntamientos con poblaciones pequeñas hasta integrar entidades de, al menos, cinco mil habitantes.
-Auditoría en las Administraciones y adelgazamiento del corpus funcionarial, inflado por razones electoralistas y de nepotismo.
-Supresión de escoltas, coches oficiales y chóferes.
-Supresión de las asignaciones vitalicias millonarias a ex altos cargos.
-Incompatibilidad para ocupar más de un cargo en la función pública.
-Eliminación de los contratos blindados, de las cláusulas de rescisión, de los pluses por productividad, de las horas extras, de las indemnizaciones a consejeros, de la remuneración extraordinaria por asistencia a Plenos y Consejos, de las dietas que no son tal sino otro pago en especias.
-Supresión del carácter vitalicio de cualquier puesto de trabajo.
-Persecución y castigo para el absentismo laboral.
-Intervención en la función inspectora hasta obtener un modelo de transparencia y pro-acción.
-Fijación de unos topes salariales máximos, tanto en la empresa pública como en las sociedades privadas, realistas, compensados y que no pongan en riesgo la viabilidad de los sistemas.
-Establecer límites en la Administración y en las Sociedades privadas a la creación y contratación de puestos de consejeros y órganos consultivos que, desde una actividad limitada y de escasa trascendencia en la cuenta de resultados, gravan onerosamente las arcas y el sostenimiento de los modelos productivos.

lunes, 14 de febrero de 2011

Papel reforzado de la beneficencia

Este invierno está siendo duro en Galicia. El sonido tintineante de la lluvia en los tejados y cristales acompaña de una manera agradable la inmersión en un sueño profundo. No obstante, a veces el recuerdo de los que no tienen techo o viven en infraviviendas enturbia esos momentos de pretendido relax.
En EE.UU., la superpotencia, casi cuarenta millones de personas dependen de los bonos para poder comer. En España la cifra de dependientes será escandalosa a raíz de la desaparición del subsidio de 440 euros a los parados.
En esta coyuntura el papel de la Cocina Económica, las residencias benéficas y los centros de acogida es encomiable y a veces heroico. A la entrega generosa de tiempo y esfuerzo se une una filosofía en los modos de considerar al menesteroso que les lleva a tratarles con la mayor de las dignidades, en situaciones incluso extremas, cuando los medios no alcanzan sino para cubrir una parte de las necesidades.
Algunos comedores han instalado servicios de aseo e incluso pequeñas camas donde descansar para atender también las penurias de quienes unen al hambre la pérdida del hogar.
Impresiona la limpieza con que los voluntarios mantienen las cocinas y las duchas. Pero, por encima de todo, lo más gratificante es observar cómo estas instituciones que viven de aportaciones privadas, a menudo anónimas, aplican la misma máxima de exigencia de parámetros de calidad a los alimentos cual si se tratase de dar de comer en un restaurante o en un hospital. Los gestores de estos comedores rechazan amablemente excedentes de banquetes ofrecidos en salones de boda u hoteles para poder controlar la trazabilidad de todos los procesos. Las cocinas económicas y centros de acogida sí aceptan productos en su envase original, aunque tengan próxima la fecha de caducidad, pero siempre registrados por Sanidad.
Los que se sientan a la mesa en situación de precariedad de medios son para ellos Don Manuel, doña Josefa, don Ismael... que reciben en el comedor no sólo una comida sino también una dosis de autoestima que les ayudará, en muchos casos, a levantar el vuelo cuando un tren haga parada en su puerta y resuelvan subirse a el.

domingo, 13 de febrero de 2011

LA APOLITIZACIÓN DE LA SOCIEDAD

Uno de los síntomas más elocuentes de que la sociedad se está volviendo indolente al respecto de toda toma de conciencia política es la recurrencia a la idea, expresa, de que todos los políticos son unos ladrones. Se trata de completar el pretexto por el cual cualquier intento del ciudadano de a pie por influir siquiera un poco en las decisiones de los gobernantes es inútil.
El friquismo entendido como el refugio exclusivo en parcelas muy pequeñas de la realidad está presente en todos los movimientos gregarios, como es perceptible en las redes sociales que recogen la actividad, parcelada, de una sociedad cada día menos comprometida con causas maximalistas.
El deporte, el culto al cuerpo, a la moto, a los coches, a los cacharros tecnológicos o la mitificación de las creencias con sus rituales especializados hasta el paroxismo son omnipresencias cegadoras para muchos mortales, incapacitados de facto para percibir situaciones reales en entornos incluso bien cercanos.
“La vida es algo más que fútbol, ir de copas, jugar al pádel, etc.” se me antoja una reflexión inteligente, trascendente en boca de quienes destacan en una actividad concreta, específica, con un recorrido social poco trascendente y aportador de valor para la sociedad. No contemplaría pues dentro de este supuesto las actividades profesionales que, aun secuestrando la vida del actante, repercuten de manera proverbial en la vida de los demás, cual pueden ser las actividades de investigación científica, cirugía, atención primaria, educación social, servicios de intervención urgente... y en general todos los desempeños que son necesarios para que la maquinaria social permanezca engrasada y repercuten además en el sostenimiento de las familias y su acceso a una vida digna. Y aun en estos casos lo deseable y no siempre es posible tener una relación adecuada con el trabajo.
Pero el alegato de pérdida de conciencia de la realidad simpatiza con la observación de la sociedad actual persiguiendo acallar la voz crítica de su interior con la práctica obsesiva de una afición o una actividad sectaria que lo acaba ocupando todo y llega a desplazar aspectos primordiales en el crecimiento personal. Los efectos son objetivables y ostensibles: desfilan por doquier generaciones de autómatas, víctimas inconscientes -¿o tal vez no?- del complejo de Peter Pan, fáciles de catalogar, susceptibles de ser integrados en paquetes homogéneos, bien segmentados, constituyendo una diana fácil para los mensajes subliminales del poder.

viernes, 4 de febrero de 2011

Jungla laboral: en tiempos de crisis el acoso se dispara

La crisis económica, la amenaza de “amortización” de puestos de trabajo en las empresas, en un contexto generalizado de reducción del consumo interno y también de las exportaciones, está reavivando un fenómeno que tradicionalmente ha contaminado las relaciones en el seno de las organizaciones: el de trepar, hacerse un hueco en detrimento de otros compañeros con el empleo de artes sucias: difamación, deslealtad y acoso en sus formas más diversas y sutiles.
El miedo a quedarse sin empleo alienta actitudes perversas contrarias a la dinámica del trabajo en equipo, sobre todo en organizaciones pequeñas y medianas de este país, poco educado para implementar medidas de afrontamiento de los conflictos de personal que tienen su origen en movimientos de deslealtad, mentira y traición desde la ansiedad egocéntrica y el mismo pánico que inspira el descenso de la cuenta de resultados. Nada que ver con los modelos austriaco y alemán, donde los trabajadores suscriben en situaciones de crisis una reducción de su horario laboral y , porcentualmente, de su salario para que nadie sea despedido.
Si a la situación de precariedad se suman ingredientes como la ambición desmedida, el ansia de poder y la práctica del amiguismo que rentabiliza favores, el caldo de cultivo para el afloramiento del “mobbing” está servido.

Me refería no hace mucho un amigo una experiencia muy dura: recordaba que en una época trabajaba en una empresa que pasó a ser succionada por una multinacional poderosa en el sector. A pesar de pertenecer a la organización absorbida fue promovido a jefe de equipo en reconocimiento a su trayectoria exitosa durante años al frente de la delegación. A partir de ahí sufrió un acoso continuo y tormentoso por parte de dos compañeras del sello potente, al tiempo que, sin él saberlo, iban construyendo un castillo de infamias que remitían a la Central a través de un directivo que les hacía de puente: robo, apropiación de artículos de plata, absorción y reserva de fuentes de información y, finalmente, acoso sexual, eran algunas de las acusaciones que vertieron contra su persona. Se enteró muy tarde, a partir de una citación para despedirlo. Pero tuvo la fortuna de que el encargado de comunicarle la noticia lo escuchó y atendió su demanda de un careo con las acusadoras, al que no se presentaron. Aquello lo desgastó en lo personal pero la verdad se trasparentó y su honor quedó a salvo. No así su ejecutoria: fue advertido seriamente por no haber tomado medidas ni informado acerca de la negativa constante de sus subordinadas a reconocerlo como jefe de equipo y ya nunca nada fue igual, para él, que antes de haber ocurrido tan lamentables sucesos.

Por desgracia no siempre es posible identificar a tiempo y desenmascarar a esos acosadores y acosadoras que infectan empresas, negociados, organizaciones...
Con demasiada frecuencia el daño que han hecho a la proyección de la empresa es irreparable cuando esta lleva a cabo medidas de reajuste, casi siempre tardíamente en entornos de mayor tamaño donde las responsabilidades en la toma de decisiones están más diluidas.
Los recursos humanos son el mayor capital de la empresa, la correa de transmisión para asegurar las propias fortalezas, identificar y explotar las oportunidades en un proceso de alcance y aplicación del conocimiento de que es lo mejor que puede hacerse en cada momento y como hacerlo –“Know how” para los autores anglosajones-.
En España la reconversión pendiente de la economía del ladrillo hacía la de las nuevas tecnologías y la industria del aprovechamiento del ocio precisa en gran medida de la implementación en el mundo de la empresa y también en el de la función pública, de los mejores métodos de selección de recursos humanos adecuados a cada perfil, y de la aplicación de modos de evaluación previa, psicotecnia, seguimiento, evaluación y valoración del desempeño de funciones individualizado y en relación con el contexto.
Saldrían ganando las tesorerías públicas y privadas, se daría una salida profesional a educadores sociales y psicólogos clínicos especializados en el mundo de relaciones laborales y se mejoraría la salud en el trabajo. Porque detrás de cada acosado, sea por compañeros, sea por el jefe, hay un drama personal.