jueves, 29 de abril de 2010

MANÍAS

Noticias de actualidad

¿Quién no tiene una pequeña manía hospedada en su forma de vivir? Mientras son pequeñas, se toman en tono jocoso y sin sufrimiento. Mirar tres veces la llave del gas, salir de casa con el pie derecho, pasear sin pisar las rayas de los adoquines, esperar al cuarto tono para coger el teléfono, calzar calcetines de un determinado color... las manías no son preocupantes en tanto en cuanto no esclavizan a quien las padece. Es en ese punto, de tener el control sobre la manía, donde está surgiendo a todas luces una sociedad cambiante en los últimos tiempos. Detrás de una gran cantidad de verdaderas adicciones modernas se identifica la manía en grado patológico, a tenor de la pérdida de equilibrio personal y afección a la calidad de vida de quien la experimenta.
Vigorexia, compras compulsivas, adicción al trabajo, anorexia, consumo abusivo de alcohol, padelmanía, el fútbol como recurso diario para desconectar de la realidad... La manía siempre ha estado presente en nuestras vidas. Como catalogar sino las prácticas religiosas: la necesidad de repetir durante horas las mismas palabras, denominadas plegarias, bajo la convicción de que el no hacerlo supone una mayor exposición al mal y las desgracias. Pero quizás el “éxito” actual de la manía tenga que ver con el clima de hostilidad y fuerte demanda externa sobre el desempeño percibido por los individuos, o su contrario, la ausencia de motores motivacionales de una proporción considerable de personas ociosas.
Porque otros factores que hacen aflorar la manía han estado siempre ahí: los traumas, la base genética, incluso las infecciones: se acuñó como síndrome de Corea a los episodios de manía desencadenados en los soldados americanos que padecían sinusitis como consecuencia de camuflarse largas horas en los ríos con el agua hasta la cintura. Se halló en esos casos una relación directa entre la presencia de agentes infecciosos y la afección de TOC (trastorno obsesivo compulsivo).
Pero quizás el principal motor del despunte de la manía en nuestros días haya que buscarlo en ese grado de ansiedad permanente en que, casi siempre sin necesidad, se vive. Para conjurarla, para ahuyentar los miedos, se está recurriendo a una ritualización de la vida. Detrás del pensamiento supersticioso se comprende mejor que Becham precise dejar en su amplio vestidor todas las prendas alineadas siguiendo un código complejo antes de salir al campo. Si no lo hace, juega inseguro y falto de concentración. Son famosos los rituales de Nadal antes de sacar, o los de los toreros, con sus estampitas, sus oraciones ordenadas y sus formas, cerradas, de vestirse. Se trata de personas sometidas a un máximo nivel de exigencia en un momento concreto. Y es esa demanda, como hecho también subjetivo, la que perciben los trabajadores desde la expresión subliminal o explícita de que hay otros muchos esperando para ocupar su lugar; en la familia, se vive con muchas obligaciones y pocos abrazos; en los colegios y en las pandillas, donde se cuelan la violencia y la competitividad malsanas, los jóvenes encuentran totems actuales en piercings, tatuajes, fórmulas del lenguaje, estribillos, alcohol, chocolate, aficiones tribales y, a veces y como siempre, en el amor.

1 comentario:

  1. Una manía curiosa es la de llevar la contraria por sistema sin ninguna base de conocimiento ni de argumento. Manía odiosa por cierto, pero que parece aportar cierta seguridad también a quién aferrándose en su afán de llevar la razón, luego tampoco se preocupa de investigar más sobre el tema a discutir, simplemente lleva la contraria y se siente poderoso.
    No sé si es manía o actitud, pero en todo caso es una preocupación caprichosa así que se ajustaría a la definición de la Rae, y tan caprichosa......

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