sábado, 1 de mayo de 2010

ANOREXIA, VIGOREXIA

Mientras medio mundo tiene dificultades para llevarse algo a la boca que distraiga el hambre otro medio sufre de exceso y plétora. Un estudio de la Universidad de Köhltown revela que, por paradójico que parezca, el mayor índice de obesidad se da entre los pobres, porque los alimentos más baratos son más ricos en azúcares refinados y grasas trans.
Entre la obesidad que incomoda la vida y la delgadez extrema de los estereotipos femeninos actuales yo abogo por ese término medio en el que dos o tres quilos de más o de menos confieren a hombres y mujeres ese tono de ligera imperfección que, de tan humana, resulta atractiva.
Nunca nos cansaremos de denunciar las prácticas faltas de ética que intentan imponer interesadamente el canon de las tallas 36 a 38. Muchos modistos mercachifles, vendedores de dietas milagrosas avaladas por médicos si escrúpulos, cadenas de televisión, la farmacopea del placebo, mayoristas de la cirugía estética a la carta apoyados en el escaparate de una legión de chicas de barrios humildes que quieren emular a las Hilton, Moss y demás sílfides mediáticas para equipararse a ellas en status, siquiera en su imaginación, y acariciar un día la gloria durante cinco minutos... todos ellos refuerzan el mensaje de lo imprescindible que es alcanzar la delgadez extrema para dejar de ser invisible.
¿Cómo convencer a las mujeres de que un poco de chicha pronunciando las curvas confiere un mayor atractivo? ¿Cómo decirles que el brillo de los ojos se alimenta despachando un jarrete con ensalada, una dorada a la sal con patatas horneadas, unas sardinas con cachelos acompañadas de un buen tinto? Y ¿cómo convencer a muchos hombres de que el exceso de musculatura le acerca a la estética prehomínida además de amenazar su salud? Una dieta enriquecida con aportes desmesurados de proteínas e incluso esteroides congestiona y llega a inutilizar los sistemas de eliminación de desechos.
¡Coman de todo, variado, en cantidad suficiente pero no excesiva, y den paseos con sus amigos, con su pareja!. En una sociedad en la que prohibir causa el efecto contrario el único antídoto contra la anorexia, la vigorexia y todas las dolencias que cursan con trastornos alimentarios es la siempre trabajosa labor educativa precoz, en casa y en la escuela, porque la adecuación de contenidos televisivos a la ética y la conveniencia colectiva, con el fomento de hábitos saludables, es, de momento, una batalla perdida.

1 comentario:

  1. LA MEJOR MANERA DE EDUCAR ES DANDO EJEMPLO, LOS NIÑ@S SON INTELIGENTES Y APRENDEN LO QUE VEN,SI ADEMÁS RAZONAS EL PORQUE HAY QUE COMER DE TODO, YA TIENES LA EDUCACIÓN EN SU JUSTA MEDIDA.

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